Coronavirus y el abrazo guardado para después


C2TTMBHay unos brazos abiertos a la espera del cuerpo al que habrán de encerrar. Un beso que queda solo en el intento. El mundo se paraliza, aunque siga girando sobre su eje, aunque cada día salga el sol sobre buenos y malos, pobres y ricos y la luna respete sus fases y continúe guiando el curso de las estaciones.

Hay unos brazos abiertos, a la espera del cuerpo que habrán de encerrar, un cuerpo que ha quedado más allá del Atlántico, o a la orilla del Pacífico, o en alguna frontera terrestre, atrapado también en la angustia de la eterna espera, entre el temor y la esperanza.

Hay un beso que queda en el intento, que lidia contra la fuerza de la costumbre porque son tiempos de no besar, de no tocar, de no aproximarse. Son tiempos de decir “te amo” con la mirada, de cerrar la boca para gritar “me importas”, porque si la abro contagio, de “hablar de lejos”, no para guardar distancia, sino para ampliar la brecha entre enfermedad y salud. Continue reading

Su majestad el café


caféEl día que probé el peor café del mundo aprendí una lección: nunca desdeñar el de esta isla, aun aquel sellado con la marca Hola. Estaba en las nubes (en sentido literal y figurativo), cuando insistí en que sirvieran también a mí la bebida matinal. Apenas unos segundos y el fiasco hirió mi paladar, como a cualquier persona nacida en Cuba cuando saborea algo que pretende ser pero no es, no logra ser, café.

No recuerdo con exactitud la primera vez que llevé un sorbo de este licor oscuro a mis labios. Ni cuándo tuve conciencia de que para muchos es mucho más que una bebida: es tradición, es cultura, es un pretexto para intimar, un amigo que reúne en torno suyo a los amigos, el aroma mañanero que despabila, despereza e invita a enfrentar un nuevo día.

Es el rey que preside una reunión, corona el almuerzo, reanima al espíritu cansado o en duelo, ahuyenta el sueño importuno, devuelve el vigor. Es un emperador que tiene como palacio una taza, o un vaso, o en los casos más modestos, un jarro, pero hace que ante él se inclinen los vasallos: simples mortales seducidos por su encanto. Continue reading

Fascinación por la escasez


colas 2 Los cubanos nos gastamos la vida en la “lucha” por la vida. Nos deshacemos, perdemos tiempo, calma y compostura en colas que –es una paradoja– hacemos en un intento por mejorar nuestro día a día. Tal parece que estuviésemos predestinados a las largas filas para conseguir incluso lo más básico, aquello que debería, por necesario y hasta insustituible, estar al alcance de la mano, en cualquier lugar.

Sin embargo, nos ronda un mal mayor que ese desprendido de la situación económica del país, la contracción de la capacidad importadora, los efectos del bloqueo y otras fisuras de nuestro complejo entramado socioeconómico: en Cuba hay personas que sienten una extraña, impresionante fascinación por la escasez. La presienten, la huelen a distancia, la llaman con el pensamiento. No exagero. Algunos se dejan halar por ella sin ofrecer resistencia, sin buscar salida. Más bien parecen contagiados por esa suerte de “vértigo lúcido del suicida frente al abismo”, del que hablara el poeta mexicano Octavio Paz.

En momentos en que dibujan el presente de la isla el desabastecimiento de productos de primera necesidad, el consiguiente racionamiento en las ventas y el temor latente en no pocos de una nueva temporada de “período especial”, afloran con profusión tales conductas. Como consecuencia, vemos a personas presas de ansiedad desandar las arterias comerciales de la ciudad y ante cualquier aglomeración en las inmediaciones de una tienda esgrimir el consabido “¿qué sacaron?” (palabras que muy bien podrían alcanzar la categoría de “Frase Nacional”) y sumarse a la cola. Continue reading

Un joven ante los desafíos del Periodigno


robertoNo fue por instinto, ni por embullo, mucho menos por ceder a caprichos ajenos. A muy corta edad supo qué profesión quería ejercer por el resto de su vida, en cuál, a la altura de 14 años, se veía en los próximos 30. Si bien los caminos que lo condujeron a ella no siempre estuvieron desbrozados.

Uno de tales escollos apareció en el preuniversitario donde le había tocado matricular, que entonces resultó para él un lugar repelente, tanto, que decidió abandonarlo, aun a sabiendas de que con tal decisión colocaba en cuerda floja a su futuro profesional. Al hacerlo, hubo de ingresar a una carrera tecnológica: Contabilidad. Sin embargo, el sueño de ser periodista persistió y hoy, desde hace un lustro y para bien de la prensa cienfueguera, Roberto Alfonso Lara figura en la nómina de profesionales del sector.

Callado. Audaz. Laborioso. Podría ser más extenso el inventario de adjetivos si intentara describir a Roberto, ese joven con quien comparto escenario dentro del periódico Cinco de septiembre, un cienfueguero enamorado de su ciudad, la historia, el arte. Un cubano por cuyas venas corren los anhelos, las preocupaciones, los temores y los sueños de sus coterráneos. Un orfebre de la palabra encendida, vivaz, esa que brota de la cotidianeidad y la dibuja, la interpreta, la interroga. Un periodista comprometido con su tiempo y su espacio. Continue reading

Contra la balanza infiel y otras bofetadas al consumidor


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El hombre toma su jaba, paga, da la vuelta y sale refunfuñando: “aquí no hay más nunca 15 libras de azúcar, pero bueno, ¿qué le vamos a hacer? Si no quieres mortificarte, mejor ni salgas a la calle”, masculla como para consolarse, a sabiendas de que habla para sí mismo, aunque ese monólogo lleva tiempo escrito y tiene numerosos intérpretes. En Cuba resultan habituales las quejas de la población con respecto al pesaje en los establecimientos comerciales. Tan persistente y hasta legitimado por algunos ha sido ese tipo de maltrato que la percepción popular de “las libras aquí no son de 16 onzas”  fertiliza la resignación de no pocos consumidores.

Sin embargo, la Resolución No.54/2018, que contiene las “Indicaciones para la organización y ejecución de la protección al consumidor en el sistema de comercio interno”, deja claro los derechos y deberes de las personas en el acto de consumo y, en relación con este particular, dos de sus incisos establecen el derecho a “la protección de sus intereses económicos que les permita adquirir productos y servicios con adecuada relación calidad- cantidad-precios(…)”, así como el de “comprobar el peso del producto adquirido en el área destinada al respecto”.

Entre las más comentadas insatisfacciones por parte de los compradores está la relacionada con las medidas de volumen. Para no absolutizar, diría que casi ninguno de los establecimientos comerciales cuentan con vasijas aforadas, indispensables según las normas internacionales de la metrología legal, para despachar productos líquidos como el aceite vegetal que cada mes llevan los consumidores dentro de la canasta básica. Una interrogante sale a la luz: ¿cómo garantizar este derecho al consumidor? Continue reading

¿Por qué se adelanta la cigüeña?


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“Nunca pensé parir a esa edad, no lo planifiqué. Cuando vine a darme cuenta, estaba embarazada y, aunque no me sentía en condiciones, asumí la maternidad, a pesar de que con esa decisión se desmoronaban muchos de los sueños que a los 17 tenía”, comenta una cienfueguera de 26 años.

Su historia no es única e ilustra un fenómeno que llama la atención en el panorama demográfico cubano actual: mientras el comportamiento de la fecundidad mantiene cifras por debajo del nivel de reemplazo, muchachas entre 15 y 19 años se embarazan cada vez con mayor frecuencia.

Así lo deja ver el Anuario Demográfico de Cuba: durante 2017, 18 mil 297 niños -hembras y varones- nacieron de estas jóvenes mamás. En Cienfuegos, sumaron 558, además de otros 13 que vinieron al mundo en brazos de niñas menores de 15 años. Las cifras no son altas, es cierto, pero describen una curva ascendente en la tasa específica de fecundidad adolescente, que la Isla supera al compararla con la de otros países con niveles de fecundidad también bajos. Y bajo los números subyacen los porqués, junto a las expresiones que en lo individual y lo social tiene dicho comportamiento. Continue reading

Violencia simbólica: la agresión invisible


violencia simbolicaLa muchacha luce oronda un nuevo vestido. Hecho a su medida, ajustado a su figura estilizada, camina convencida de verse bien con él. Al parecer, no le molesta el rótulo dorado impreso en la pieza por las zonas del pecho y los glúteos: Sexy. Más bien le agrada, está a la moda y reafirma su belleza, eso cree, pero ignora que la tendencia a adornar el atuendo con palabras y frases similares a esa, sobre todo en ciertas zonas del cuerpo, constituye una de las tantas formas en que se presenta la violencia simbólica, la más común y menos visible de las agresiones hacia las mujeres.

Nadie se escandaliza al ver ese vocablo, o cualquier construcción parecida, en las prendas femeninas, lo mismo en blusas, vestidos, shorts o blúmeres. Sexy girl, Se permite tocar, Smart sexy, Kiss, Ámame en cámara lenta, Tú tienes la clave, entre otras grafías acompañadas de símbolos, resultan una clara muestra de la cosificación de la mujer, de la propensión a relegarla al papel de objeto, hecho para el placer y disfrute masculino, pero cuentan con la anuencia de casi todas, que las aceptan como normal, con actitud acrítica.

Igual sucede con la imagen que proyectan la gran mayoría de los vídeo-clips musicales, las letras de muchas canciones, o hasta spot publicitarios, donde exponen a la mujer en situación de desventaja, pasiva, confinada a sus funciones domésticas o como mera espectadora de la superioridad masculina. Sin embargo, pocos perciben el estado de denigración que encierran dichas representaciones, pues se han naturalizado de manera tal que es difícil reconocerla como una forma de violencia.

Y es esa suerte de invisibilidad, esa dificultad para advertir la agresión por no hallarse un agresor definido, el principal peligro de la violencia simbólica, pues esta, contrario a otras manifestaciones de maltrato, no es evidente. Es solapada, sostenida en el tiempo, pervive en nuestras conversaciones cotidianas, en las frases, los chistes sexistas y misóginos, los gestos, mientras forman parte de nuestras expresiones culturales. Continue reading

Tocar el pan con amor y esperanza


IMGP0078Al parecer, nadie sabe a ciencia cierta cuándo y dónde el hombre comió pan por primera vez, aunque la historia y la literatura dan cuenta de su existencia desde los albores de la humanidad. Hay quienes otorgan a los antiguos egipcios o a los babilónicos el mérito de ser los fabricantes pioneros de ese producto. Mas poco importa si fueron ellos o no, el pan llegó a cada rincón de la tierra y se convirtió en símbolo de la alimentación universal.

Con elegancia lo dijo el poeta español Eladio Cabañero: “Puesto sobre la mesa el pan premia y bendice”, por eso es recibido con agrado en casi todas, desde las más sencillas hasta las más opulentas. Preferido en desayunos y meriendas, pocos prescinden de él en la dieta diaria, de ahí que tanto mortifique cuando ven menguada su calidad. Pero esta no es siempre aliada del pan destinado a la venta normada, el de 0.05 centavos, el que muchos padres esperan para el bocadillo de sus pequeños durante el receso escolar. Continue reading

Enfermería: profesión de alivio y amor


IMGP0009 El color blanco en su uniforme los identifica. Al verlos dentro de una multitud, entre rostros y cuerpos diversos, no resulta difícil adivinarles la profesión. La enfermería tiene un sello propio, una peculiaridad que va más allá de lo externo. Se siembra en el interior e irradia afuera: es una profesión de cuidado, una profesión de alivio y bondad. Por eso quienes recorren el camino, casi siempre desde la adolescencia, lo hacen sobre los rieles de la entrega y la pasión.

“¡Seño, seño…!” Sanan, educan, previenen. Pasan horas de desvelos mientras velan por el bien de otros. “¡Seño, seño…!” Abandonan el descanso hogareño cuando se les llama, bien para medir la tensión arterial, ayudar a bajar una fiebre, aliviar cualquier dolor o tan solo dar un consejo. “¡Seño, seño…!”

UN CAMINO, MIL HISTORIAS

Contaba Nancy Sosa Botana 18 años cuando se hizo enfermera. Era 1982 y, desde entonces, en su universo laboral ha llovido lo bastante como para poder amalgamar, con acierto, los ingredientes de la sapiencia y la sensibilidad. “Siempre me gustó mucho trabajar con las personas, ayudarlas a recuperar su salud”. Su motivación es compartida por miles de hombres y mujeres en la misma profesión, la cual define como de “mucho sacrificio, muy humana. Trabajamos con los pacientes, la familia, los curamos, los ayudamos psicológicamente y les brindamos educación. Continue reading

Universidad: se aceptan caras masculinas


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Cuando al terminar el preuniversitario, Juan Julio manifestó su voluntad de no presentarse a las pruebas de ingreso a la Educación Superior, sino comenzar a trabajar de inmediato en la “paladar” de un tío, sus padres creyeron que se les venía el mundo encima. Acostumbrados al rendimiento escolar del joven, por arriba de la media, lo imaginaron siempre en un aula universitaria, donde se formaría como ingeniero o profesional de cualquiera otra disciplina.

Sin embargo, el muchacho escogió un camino distinto, uno más corto que lo llevaría a “ganar dinero rápido, sin la necesidad de atormentarse más con los estudios”. No fue el único de su grupo en tomar la decisión. Antes y después de él, otros determinaron lo mismo. Tal actitud forma parte de una tendencia mundial: cada día se cuentan mucho menos hombres que mujeres en las universidades.

De acuerdo con datos de la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (Onei), en Cienfuegos al iniciar el curso 2016-2017 matricularon 5 mil 212 alumnos a la Educación Superior, de ellos solo mil 955 (el 37,5 por ciento) eran hombres. Similar comportamiento se había registrado en períodos anteriores.  Continue reading